Sólo el silencio

Aunque la realidad del ser ha sido establecida de muchas maneras,decirlo no es suficiente: el ser sólo es conocido por experiencia propia.

Sri Bhagavan Ramana Maharshi

ॐ नमः शिवाय

jueves, 12 de agosto de 2010

Brahma Satyam, Jagan Mitya, Jivo Brahmaiva, Na Apara

Comentario inspirado en la sentencia de Sri Shankaracharya



El llegar a captar el verdadero sentido de estas pocas palabras es el fin de todo buscador que se sumerge en las aguas del Advaita Vedanta en pos de la ansiada realización. Esta afirmación tan categórica, separada en cuatro estrofas, conlleva un enorme poder demoledor de barreras intelectuales, un mantra muy eficaz para adentrarse de lleno en la contemplación del Ser, que constituye el mayor anhelo del sincero aspirante.

Cada estrofa es una puerta o más bien, la llave de una puerta que nos permite ingresar directamente en la más profunda investigación, con la actitud correcta para indagar, para introducirnos con audacia intentando derrumbar los muros del pasado que como defensas de una antigua fortaleza se yerguen, una tras otra velándonos el acceso a la verdad, a la visión clara, a la realidad última.

Dice Shankara en el Vivekachudamani, que el pájaro del Vedanta posee dos alas y que ambas son fundamentales para garantizar el vuelo perfecto. Estas son el Discernimiento y el Desapego, y es la utilización de estas dos alas en perfecto equilibrio lo que debemos lograr al sumergirnos en la más íntima indagación. Preguntar y soltar, sin buscar una respuesta, sin quedarnos con ningún concepto que aparezca, con ninguna forma, sin aceptar limitación o conclusión alguna. Permanecer en la pregunta, insistiendo, perseverando con firme determinación e infinita paciencia. Aprendiendo así a utilizar ese maravilloso poder al que llamamos “mente” y que, si bien es ahora la causa de nuestra desdicha, pues no la empleamos correctamente,  puede convertirse y deberá hacerlo, en nuestro principal aliado a la hora de emprender el camino de regreso.

Estas mágicas palabras del gran Shri Shankaracharya no invitan al discurso, sino más bien al Silencio. Como todo en la filosofía Advaita nos insta a situarnos en la perfecta quietud interior, en el Silencio profundo, no forzado, no inducido, que nos deposita directamente a los pies del Señor, en la pureza mental, en el límite de nuestra conciencia, en ese maravilloso estado (o no-estado) en el que no somos nada porque lo amamos todo, en el que no somos nadie porque al fin somos uno.

•    Brahma Satyam = Brahman (el ser absoluto no condicionado) es la realidad

Brahman no es algo lejano, no es nada ajeno a nosotros. Al contrario, los maestros insisten en que es lo más íntimo, lo más cercano, que siempre está aquí y ahora, y recalcan que todo lo que vemos sólo existe en Brahman.

A partir del individuo surgen los conceptos de Dios y el mundo. A partir de mí lo conocido es el mundo, mi mundo, lo concreto, lo que me sustenta como individuo. Y es también a partir de mí que lo desconocido es Dios, mi Dios, lo abstracto, lo que no alcanzo a ver, lo inconmensurable, lo que me define como conciencia.  De mi mente hacia arriba: lo absoluto, el cielo, Dios; de mi mente hacia abajo: lo relativo, la tierra, el mundo; y en el medio yo, siempre yo. Ahora bien, si el “yo” no aparece  (ni yo ni lo mío) el mundo y Dios son uno solo, todo lo desconocido se transforma en mi propio ser, en el que siento, en el que vivo y a la vez, lo conocido desaparece y se funde en lo uno indefinido, sin nombres, sin formas, sin superposiciones.

Lo que nos resulta tan arduo desde lo intelectual es que al hablar de Brahman, al nombrarlo, sentimos que nos alejamos de Él. Al intentar objetivarlo sabemos que lo estamos definiendo, delineando, limitando, y ante la dificultad de llegar a expresar su real naturaleza, pensamos que enumerando todo lo que no es (método negativo), llegaremos a precisar Aquello que Brahman es (método positivo).

¿Qué es más real, Dios o el mundo? ¿O ambos son irreales, y lo único real es el individuo que los realiza? Toda discusión es absurda y termina confundiéndonos aún más. Renuncia a la multiplicidad, a las diferentes nociones, a lo relativo, dice el Vedanta. Siempre que hay conceptos, habrá un pensador, siempre que exista la dualidad del pensador y lo pensado la verdad se encontrará velada.

Los conceptos de Dios, el mundo y el individuo, emergen y se hunden en el mismo instante. Esta tríada forma un solo conjunto que aparece en nuestra conciencia de manera espontánea y correlativa. Sin uno de ellos, los otros no surgen. Sin objetos no hace falta el sujeto ni el Dios que los abarque; sin un mundo contenedor de nombre y forma, no hay conceptos ni relaciones que necesiten almacenarse. Así, a poco de iniciada nuestra investigación, nos percatamos de que el pensamiento no nos ayudará a resolver nuestro dilema, de que la mente es incapaz de conocer Aquello en lo cual se origina, su propia fuente, su ser real.

Aquello no precisa ni admite separación, ni conjunción, ni construcción mental alguna. Por eso ni aún los sabios logran entenderla, ni los visionarios discernirla. Aquella realidad no está al alcance de ningún individuo, en Ella no existe el aspirante, ni el sendero, ni el Yoga, en ella no hay ninguna dualidad.

Brahman es lo único real, lo único que realmente existe en todas partes sin parte alguna. Sólo Brahman es todo lo que vemos y lo que no llegamos a ver; todo lo que sabemos y también todo lo que ignoramos, es todo lo que somos antes que nada.

•    Jagan Mitya = el mundo es una apariencia ilusoria

La mente sólo puede percibir a través de los sentidos los elementos con que todos los objetos se componen. El cuerpo también está formado por envolturas diferentes que coinciden con sus diversas modalidades expresadas a través de los sentidos y sus órganos internos. ¿No es esto prueba suficiente para darnos cuenta de que el mundo que tomamos como lo más real, es en realidad, el mundo de la mente? Lo mismo sucede con el cuerpo con el cual nos identificamos sin dudarlo, y es en definitiva un producto de lo que percibimos, de lo mental.

Si esta mente es la causa de todo, ¿de dónde toma su poder, en qué o quién se origina y porqué?¿Cuál será su fuente? Entender en nosotros todo el complejo proceso de la mente constituye el primer paso liberador. Ver lo iluminado sin percatarse de la luz es como ver el pasado y el futuro sin tomar conciencia del presente. Para ello necesitamos detenernos, frenar la rueda, cortar el circuito interminable de los pensamientos recurrentes y una vez que nos tranquilizamos y aclaramos, volvernos hacia esa Luz, hacia esa fuente, hacia esa presencia que no aparece y desaparece sino que permanece siempre como la base o el trasfondo de lo que percibimos.

Todo lo que vemos es irreal porque al objetivarlo, al evaluarlo, al medirlo, lo hacemos desde una perspectiva dualista; basados en la separación, en la diversidad. Todos los pensamientos, conceptos o imágenes que aparecen ante nosotros en el estado de vigilia no son más que objetos de la mente, proyecciones mentales, creaciones limitadas, efímeras y simbólicas, producto de una visión marginada o parcial. Desde lo global, por el contrario, nos sorprenderíamos de hallarnos naturalmente en una actitud de desapego, como turistas o extranjeros, como simples espectadores que observan los hechos sin implicarse, con total indiferencia hacia el yo y sus acciones. Sólo se trata de cambiar el punto de referencia, de enderezar la perspectiva y reconocernos como testigos privilegiados de todo este proceso, dejando definitivamente el papel de víctimas.

Lo irreal no es lo que vemos, sino lo que pensamos que vemos, lo que creemos ver. La ilusión que nos mantiene esclavizados surge en el mismo momento en el que nuestra percepción se confunde con la mente extrovertida, en el preciso instante en el que la atención se centra en ese objeto y la conciencia se recrea a sí misma en ese campo, en ese espacio limitado que no puede contenerla ni aún circunstancialmente. El que aparece junto con el mundo es una parte, un objeto más, y en ese orden (en esa dirección) jamás conocerá la felicidad ni la verdad.  “Termina con tus ilusiones ...” insiste el gran maestro. Rompe las cadenas que tú mismo te has colocado, corta el círculo vicioso del nacimiento y muerte, reclama tu herencia celestial y asume el trono de la libertad total.

El universo aparece sólo en perspectiva. El que ve es mas bien un punto de referencia y el objeto visto resulta no ser más que una apariencia, una proyección, un espectro. Lo único real es la visión. Lo único que existe es la Conciencia. La semilla de toda existencia. Todo lo que existe es nuestro propio ser.



•    Jivo Brahmaiva = la llamada alma individual es Brahman mismo y no algo distinto

Podemos ser muchas cosas, todas las cosas o ninguna cosa, pero siempre somos. Podemos identificarnos con los objetos más variados pero la conciencia que realiza el objeto es siempre la misma y permanece inalterable durante todo el proceso de creación, mantenimiento y destrucción.

Existimos como consciencia y no somos conscientes de esa existencia. Cuando invertimos nuestra mirada hacia una perspectiva abierta, libre de toda ubicación o limitación, dejamos de creer que somos algo, que somos una cosa, un objeto limitado que tiene principio y fin. Nuestro error se basa en lo que pensamos acerca de lo que vemos, de lo que experimentamos ahora mismo. Vivimos engañados por ese pensamiento recurrente, creyendo que el cuerpo es el yo y sin embargo, aún siendo presas de tan lastimosa creencia tenemos momentos de dicha, de ausencia, de iluminación. Aún en este estado de identificación, envueltos en este laberinto del ser individual, tenemos la oportunidad de discernir sobre el origen de tal aparición, analizándola en profundidad hasta ver claramente que sólo es un vacío, un concepto, una construcción mental, y una vez allí, logrado el entendimiento básico, adentrarse en la búsqueda de su fuente, sumiéndose en la meditación silenciosa, profunda, dejándonos caer en el centro de esa conciencia, de esa intuición.

Pero no debemos confundirnos, el autoanálisis partiendo desde el ego es una pérdida de tiempo en donde el observador es lo observado y la confusión en lugar de esfumarse se fortalece. Pero si esa introspección se halla precedida por entrega total, por negación absoluta de la personalidad y los condicionamientos que la forman, se convierte en la mayor austeridad, en el estado más propicio para ingresar y permanecer en el Yo puro, en la consciencia atómica que es el principio y el origen de todos los pensamientos, hasta que esta también desaparezca.

Por eso dicen los sabios que nuestra gloria se halla donde cesamos de existir. No es que sea necesario morir para ser libre, sino ser libre para siempre (y en este mismo instante) de nacer y morir.

Todo concepto, incluso el de haber nacido y el de ser un individuo o un ente espiritual, proviene de un conocimiento indirecto, aprendido, adoptado, aceptado como propio sin que realmente lo sea. El único conocimiento directo, que está siempre presente, siempre aquí y ahora como trasfondo de todo lo demás y no necesita confirmación externa, es la consciencia de ser, el concepto de ser realmente aunque no podamos precisar qué somos exactamente. Este es otro concepto que deberemos desechar para ser libres, pero es el único con una base cierta, el único que proviene de la fuente original.

Brahman incluye al Jiva y al universo entero, incluye a todos los objetos. Nosotros en cambio nos basamos en un conocimiento excluyente, vemos en objetos, pensamos en objetos, nos diferenciamos como objetos. Sobre todas las cosas deberíamos descubrir a Brahman, porque no hay otro objeto. ¡Sólo existe Brahman!

Lo único que necesitamos es Atma Vidya (el conocimiento del Ser Interno) y esto a su vez, no es algo que debamos conseguir porque ya está en nosotros, es el conocimiento más simple y directo, y es así pues sólo se necesita dirigirse a Él sin desviarse ni entretenerse, ni confundirse con ningún otro conocimiento. Descartándolo todo, renunciando a cualquier otra idea que surja en la mente. Sin aceptación ni rechazo, dejando pasar cada ola de pensamientos, cada reacción, permaneciendo firmes en la meditación, en la práctica constante, en la entrega que no es búsqueda, porque no hay nada que encontrar, nada que no esté aquí y ahora mismo con nosotros, en este instante y en ningún otro.

La última verdad es la visión sin dualidad, la atención sin objetos, la conciencia clara, la realidad total sin cambios ni atributos. Todo lo demás es mente, es el poder de la naturaleza manifestándose y retroalimentándose de sus creaciones. Es el juego de los elementos en el que no podemos tomar parte, en el que no debemos interferir.

Renunciar a ese poder, a la capacidad de “hacer algo” y “ser algo” en el mundo mental, es lo que se conoce como “realización”. Sólo los seres que están más allá de la mente, de las palabras, de las ideas, de todos los agregados o envolturas, pueden transmitir un destello de esa inexplicable e indescriptible sabiduría, porque habitan en ese estado puro, autoluminoso, incondicionado, “donde uno no ve nada distinto”. Para Ellos sólo existe Brahman. Ellos han llegado al Atman, al ser interno y lo han visto cara a cara, y en esa visión (el rostro del Señor) han sucumbido realizando el mayor de los misterios, Aquello que una vez conocido no hace falta conocer nada más, la Verdad concluyente de que el Atman y lo Brahman son uno mismo, un único ser.




•    Na Apara = fuera de esto nada hay

No necesitamos hacer nada, ni aprender nada, ni adquirir nada, lo único que necesitamos es despertar, soltar la soga que nos liga a la ilusión del ser individual. Una vez que somos conscientes de que lo único que nos mantiene atados es nuestra propia mano sosteniéndose, aferrándose a lo conocido, a lo limitado, a lo mental, dejamos de buscar para encontrar, dejamos de creer para saber, dejamos de desear para ser, sólo ser.

El Atman, el Yo puro o ser interno es Brahman mismo, es la Luz de la conciencia reflejada desde el corazón. Es ese extraordinario poder que además de ser luz para todos los objetos o visiones sucesivas, es luz para sí mismo, y en este principio es en el que debemos afirmarnos para reconocerlo.

Llegar a esa Luz pura, a ese ser prístino, a esa conciencia limpia y clara, y permanecer en Ella sin fluctuaciones, es el fin supremo de toda meditación, de todo Yoga. Alcanzar la purificación de aquella mente para dejar al Yo reluciente de un único brillo, no es cuestión de logros o quehaceres. No es lo que hagamos sino lo que dejemos de hacer lo que va a liberarnos finalmente.

Sólo la meditación constante nos limpiará poco a poco de la escoria del tiempo. En la hoguera de la contemplación la mente se desintoxica de tendencias latentes y predisposiciones acumuladas, no para lograr nada nuevo, nada que no tengamos ya, sino para recuperar nuestro estado natural, nuestra libertad perdida y olvidada. El Yoga puede resultar muy útil para quienes no tiene otro modo de aquietar su mente, pero al igual que a otros métodos, se lo debe encarar como un medio y no como un fin en sí mismo. Siempre con humildad y entrega desinteresada tenemos que apuntar a trascender el yoga y la práctica para no quedar enredados en ella como otro estado limitante, como un nuevo agregado o condicionamiento. Sólo morar en el Yo, permanecer lo más posible en ese estado, más allá de las horas de práctica, nos hará retornar poco a poco a nuestra naturaleza original, a la pureza mental, a la total transparencia, a la mayor apertura, a la única felicidad, a la absoluta paz.

Por eso, ¿Para qué más palabras o indicaciones? ¿Qué pueden decir las teorías, la filosofía, las escrituras, los libros o cualquier afirmación que sea superior a lo que está aquí ante nosotros en este mismo instante? ¿Qué puede ser más claro que nuestro propio ser, puro, absoluto, ilimitado, siempre presente y atrayéndonos hacia si de todas las formas posibles?¿Qué puede resultar más cierto que unirse a Él en este mismo instante salteando todo lo demás?

Decimos que vamos hacia Él, pero es Él el que en realidad viene por nosotros. Aquello siempre pugna por realizarse en cada parte, en cada ser, porque no puede evitarlo: su naturaleza es la unidad y no hay conciencia ni existencia fuera de ello. Por eso tampoco puede fallar ni cometer error alguno. Nosotros por el contrario, estamos destinados al fracaso, a fallar en la realización individual una y otra vez hasta habernos tornado lo suficientemente puros o santos como para ser consumidos por Él, para ser absorbidos y reunirnos y fundirnos definitivamente en Aquello que nos dio el ser.

Aquello es lo único real y la mente que hasta ahora nos mantuvo aparte, será nuestra principal aliada cuando a través del desapego y el discernimiento reencausemos esa fuerza hacia el único ser, hacia el Yo puro y definitivo, hacia el conocimiento absoluto, “al uno sin segundo”, al que no se puede apreciar ni despreciar, ni aceptar, ni rechazar, porque es autoexistente, inmaculado, sin dualidad.

Brahman no está lejos, está aquí y ahora. ¿Qué más existe entre Él y nosotros? Hallar nuestro origen es hallar nuestro destino. ¿Pero dónde buscarlo sino en el centro de nosotros mismos, en el interior, en lo más profundo de nuestro corazón?

¡Todos estamos realizados ya! Y esto es todo, no hay otra verdad.


Brahma Satyam, Jagan Mitya, Jivo Brahmaiva, Na Apara.

TAT TWAM ASI

 OM TAT SAT

4 comentarios:

  1. A los que tuvieron la paciencia y la valentía de leer todo el artículo, paso a explicarles ...
    Este escrito ganó un premio en un concurso de yoga, allá por el año 2000. De allí su extención en líneas.

    Si bien imbuído por la meditación en el Viveka Chudamoni y Aparoksha Anubhuti, y el primer libro de Bhagavan Ramana, también se debió a la inspiración del sitio organizador, precursor en ese momento de esta enseñanza en la web.

    (como la página se bajó al poco tiempo, creí interesante republicar este texto, tal cual fue redactado)

    Esa bendita página era administrada por Swami Krishnananda, y montada en honor a su gurú: Vivekayuktananda.

    Un verdadero jivan-mukta argentino, que enseñó en todas partes del mundo.

    SADGURUDEV BHAGAVAN SHRI SWAMI VIVEKAYUKTANANDA SARASWATI MAHARAJ.

    A ellos mi agradecimiento eterno, y a los pacientes lectores sólo me resta desearles que el mismo espíritu que inspiró este comentario los guie en sus meditaciones por siempre-aquí y ahora.

    ¡OM NAMAH SHIVAYA!
    ¡HARI OM TAT SAT!

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  2. Estimado Ganapati:

    ¡¡¡¡QUE MARAVILLOSO TEXTO HAS REALIZADO!!!

    Gracias a Tí, ya que fué tu AMOR, y tu DISCERNIMIENTO lo que llevó a realizar un texto tan claro y que se puede entender sin dificultades.

    En verdad te digo que todos tus post han sido para mí de afirmación de otras lecturas.

    Como verás me he dedicado ha leer casi todos tus post.

    Me parece excelente esa posibilidad que tuviste de incorporar entendimiento a través de un sitio de internet, además del impulso propio de tu Atman.

    Yo vivo en Buenos Aires y aquí no logro dar con un espacio donde pueda integrarme para dedicar un poco mas de tiempo a lecturas y de algún modo dirigidas para reflexion, meditación y discernir sobre ELLO.

    Si tienes alguna sugerencia te pido que me escribas a mi mail:
    jca.redon@gmail.com

    HARI OM TAT SAT

    Gracias, querido hermano en el Ser.

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  3. Hola JC!

    No había visto tu comentario, hasta hoy, que decidí reeditar y republicar este trabajo, por partes, ya que aprendí con el correr de los post, que así se hace más fácil y accesible para los lectores.

    Al igual que tú, pienso que este trabajo vale la "pena" y merece ser mostrado de una mejor manera, ya que así como lo presenté la primera vez resultaba muy complicado para la mayoría de los seguidores, que no tienen la paciencia y la dedicación que has tenido tú, para lograrlo.

    Con respecto a lo que me preguntas, es muy personal... nunca he logrado encontrar un grupo que me retuviera más allá de 6 meses, aunque he estado en muchos y a todos les estuve muy agradecido al marcharme.

    Creo que el camino es ése... tú propio camino, en definitiva en la soledad del Ser, en el corazón, a los Pies de Siva o Hari. Pero esto no impide que puedas compartir algunas etapas con gente que esté en el mismo tramo, pasando ... como vas a pasar tú también.

    Lo principal es ese celo, esa SED de Dios que tú tienes y me demuestras en cada entrada... teniendo eso (dicen los maestros) lo tienes todo... eres el hombre más rico del mundo... porque pronto el mismo Señor Hari se revelará como el Sadgurú en tu corazón y comenzará a guiarte en cada paso.

    (estas últimas palabras las escribí sin ser el cuerpo, a toda velocidad... a mi entender, no son mías, si no de tu propio gurú).

    Namasté AMIGO en el SER, seguimos juntos de todas formas y cualquier cosa que necesites no dudes en avisarme... puedes contar conmigo como AMIGO verdaderamente (si no, ni lo diría).

    UN GRAN ABRAZO HERMANO EN HARI!

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  4. Estimado amigo:

    Agradezco tus manifestaciones de Amistad en el corazón.

    UN GRAN ABRAZO, TAMBIEN PARA TÍ HERMANO.

    Te saludo con las manos juntas.

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TAT TVAM ASI (Tú eres Aquello que es lo único que ES)

OM NAMAH SHIVAYA



Âtma Vichara paso a paso

Persigue inexorablemente la búsqueda del "Quién soy yo".
Analiza tu personalidad entera.
Trata de encontrar dónde comienza el pensamiento del Yo.
Prosigue con tus meditaciones.
Continúa volviendo la atención hacia adentro. (Un día la rueda del pensamiento perderá velocidad, y una intuición surgirá misteriosamente)
Sigue esa intuición, deja que tu pensamiento se detenga, y te conducirá finalmente hacia la meta.

De las Enseñanzas de Sri Ramana Maharshi